sábado, 26 de julio de 2014

Capitulo 17










-Mamá... -No me escuchó- Mama... -Carraspeé y pasó de mi culo- ¡Mamá! -Grité-

Pareció que me escuchó ya que se giró y me miró. Sonrió y se acercó hacia mi.

-¿Como estás?
-Bien, supongo. -Arrugué el ceño- ¿A que se debe tanta felicidad?
-A nada. -Sonrió- Simplemente este mes Cosmopolitan y algunas revistas más quieren que le hagamos unas cuantas sesiones a sus modelos. ¿No es realmente genial? -Dijo eufórica- Ohh... creo que tienes que contarme algo. -Se puso seria rápidamente. ¿Quien la entendía?- Como pasaste tu cumpleaños? A penas hemos podido hablar -Rodé los ojos-
-Si no trabajases tanto, tendrías un poco de tiempo libre para tu hija.
-No seas así Blanch. -Era ella la única que me llamaba así. En fin, cosas de la vida-
-¡Mamá! -Grité- no me llames así
-No hay quien te entienda.
-¿Como van las cosas con Alex? -Cambió de tema radicalmente-
-Bien, porque?
-Le quieres?
-Si
-Bien, entonces porque nos presentaste al chico ese rubio? Hay que decir que es muy majo, pero algo no encaja bien.
-Es algo complicado Ma. Él quería saber más de mi y pues aproveché y le presenté a mi familia, aunque no debí de haberlo echo.
-Entonces, cuéntame. Hace mucho que no tenemos una conversación madre e hija.
-Eso es porque nunca estás en casa. -Repetí y me crucé de brazos-
-Ya sabes que tengo mucho trabajo, amor. -Volvió a repetir. Siempre era lo mismo-
-Si, ya... Tanto tu como papá tenéis mucho trabajo. -Me bajé del mármol- Sigue haciendo tus cupcakes. Yo me largo.
-¡Blanca María Suárez Pope, quieres hacer el favor de sentarte y explicarme de una maldita vez que es lo que pasa por tu cabeza? -Rodé los ojos y suspiré-
-Está bien, pero nunca vuelvas a llamarme así... ¡Por dios! Que nombre más feo -Suspiré-
-No es para tanto. Venga, dime... ¿Que es lo que pasa entre ese chico y tu?

Resignada suspiré. Le conté todo lo que pasó en mi cumpleaños hasta ahora saltándome los detalles de Álvaro.

-Oh, rentiendo, realmente es jodido eso de ser rica.
-No me digas.... -Notese la ironía- Con eso no ayudas nada Ma.
-Ya, pero que quieres que le haga... no voy a donar el dinero y que nosotros vayamos a vivir debajo de un puente solo porque el rubio piense eso de ti. Sinceramente, él se lo pierde. Eres única Blanch, y eso es lo único que tendrían que importarles...
-Pero que mamá -Solté un suspiro-
-Haz lo que te dicte el corazón. -Soltó de repente- Si tu crees que es mejor hacer lo que estás haciendo, hazlo. Se que eres una chica muy lista y que sabes defenderte sola, pero no quiero que salgas lastimada.
-Lo sé, por eso tengo miedo... -Mis ojos se aguaron- Y si solo se acercan a mi para tener más fama?
-Enserio dices eso? Tu crees que ellos hubieran aceptado ir a un cumpleaños, el cual están realmente prohibido que haya fotógrafos, periodistas y todo ese tipo de incórdios, solo porque quieren fama? Crees realmente eso? Tan infravalorada te tienes? Por favor hija, eres hermosa y sabes hablar con la gente y les cautivas. No tienes porque tener miedo.
-Lo se mamá. Gracias por escucharme. -La abracé-
-De nada. Para eso estamos las madres. -Sonrió- ¿Te apetece ayudarme con los cupcakes o estás muy cansada? -Levantó las cejas-
-¡Mamá! -Rodé los ojos-

Después de estarnos tres horas, con exageración, haciendo los cupcakes, me fui a ver la tele. Estaba agotada. La charla con mamá me había echo tener buen humor. Hacía mucho que no hablaba así con mi madre, ya que ella siempre trabajaba o estaba de viaje.

Miré la hora, casi eran las dos. Dodo empezó a hacer la comida y yo con mucho gusto la ayudé. Preparé la mesa una vez la comida estaba lista. Dodo fue a llamar a mi madre para que viniera a comer. Ambas nos sentamos sin decir nada, comimos en silencio, como de costumbre. Recogí mis platos ante la mirada de desaprobación de mi madre y subí rápidamente a mi habitación. Ya eran casi las tres, así que solo tenía una hora para prepararme y salir corriendo a clases de danza.

Agarré mi maillot, mis zapatillas, los calentadores y todo lo que necesitaba para ducharme, lo metí todo en una bolsa de deporte, me vestí y me fui. Tenía que ir hasta el centro del pueblo y básicamente no es que me quedase muy cerca. Enchufé los auriculares en mi móvil y ya todo se hacía menos aburrido.

Cuando llegué, abrí la puerta y saludé a la chica que estaba en recepción. Me dirigí a los vestuarios y me puse las medias y el maillot, junto con las zapatillas de ballet.

Si, vale. El ballet era mi pasión, mi hobby de cada día. Me hice un moño para que el pelo no me molestase en la cara y entré en la salita.

-Hola B. -Dijo Sandra, la profesora-
-Hola Sandra -Sonreí-
-Como siempre, vienes temprano.
-Sabes que si -Reí-
-¿Quieres empezar mientras las demás no llegan?
-Me encantaría.

Sandra encendió la música y se dirigió hacia el medio de la pista. Me observo desde el espejo y sonreí. Me coloqué a su lado y dejé que la música fluyera, que los pasos salieran automáticamente solos.

Talón, punta, talón, giro, levanta la pierna, bájala, alza el cuerpo. Paso tras paso, salía solo al ritmo de la música. Ambas íbamos coordinadas y se podía decir que lucíamos una sonrisa magnífica. A ambas nos apasionaba el ballet, la danza, el baile, como le queráis llamar.

Habíamos acabado de bailar, para cuando las demás chicas habían aparecido en la sala. Le di un trago a mi botella de agua y sequé el sudor que caía por mi frente.

-Chicas, sentaros un momento. -Dijo Sandra- Como ya sabéis, cada año hacemos el festival de bienvenido verano y este año no será menos. Este año queremos hacer que sea especial, ya que habrá gente de demás escuelas que bailarán a parte de vosotras. -Sonrió- Cada grupo tendréis seleccionadas cuatro canciones y estaréis intercaladas con los demás grupos. ¿De acuerdo? -Todas asentimos- Bien. Una de las canciones que tenemos seleccionadas es Herbert Grönemeyer de Demo y como siempre, solo la melodía. -Sonrió- Así que chicas, a hacer el baile.

Sandra puso la música y las chicas empezaron a sacar ideas. Realmente quedaba bien.

-Bien, entonces, ponemos la música desde el principio y ensayamos. Cinco, seis, siete y... -Puso la música de nuevo-

Teníamos que empezar desde el suelo, encogidas e ir poco a poco “despertando” acariciando el suelo y levantándonos lentamente. (Video de arriba). Estirar el brazo derecho, dar un paso adelante, un paso atrás, mover el brazo con elegancia. Cuando más o menos teníamos el baile echo y pillado, ensayamos una y otra vez. Hasta que logramos aprenderlo. Nos costó, pero lo teníamos. Realmente divino.

Todas se dirigieron a los vestuarios, incluida yo. Hasta que una mano me frenó.

-Lira -Dijo Sandra- Necesito que me suplas en las clases con las niñas.
-¿Porqué? ¿Que pasa? -Dije con preocupación-
-Oh, no te preocupes, lo que pasa es que... verás... -Sus colores se concentraron en sus mejillas- Mi novio acaba de llegar de Alemania y como verás, tengo que ir a buscarlo. Prometo pagarte el día de hoy.
-Tranquila San. -Sonreí- Sabes que me encanta enseñarle a las pequeñas. Y no tienes porqué pagarme nada.
-Eres mi salvación pequeña Lira.
-Algún día me tendrás que contar, el porqué de llamarme Lira.
-Oh, fácil -Soltó una carcajada- Como odias que te llamen por tu nombre y yo me niego a llamarte por una letra, decidí ponerte un nombre -Me guiñó el ojo- Tengo que irme. Gracias. -Besó mi mejilla-
-De nada San, para eso estamos.

Fui a por mi móvil, tenía que avisar a Álvaro que saldría tarde.

Aquí te mando la dirección, pero hasta dentro de una hora aproximadamente no salgo de clases. Tengo que entrenar a las pequeñas, espero que la espera merezca la pena. Besos”

Tranquila, allí estaré. Un beso para ti”

Guardé el móvil en su sitio y salí directa a la sala donde ya, deberían estar las pequeñas bailarinas. Efectivamente, estaban todas sentadas en el suelo. Cuando entré, todas empezaron montar alboroto porque estaba allí. Como quería a mis pequeñas bailarinas.

-Bien pequeñas bailarinas. -Dije mientras me ponía en frente de ellas- ¿Que toca hacer hoy?
-Toca ir a las barras.
-Pues todas a las barras.

Salieron corriendo a colocarse en sus respectivos sitios. Me coloqué detrás de una pequeña, que para mi gusto, me la comía.

-Bien chicas, ya sabéis lo que tenéis que hacer. Levantamos el brazo. -Miré al espejo para asegurarme de que todas seguían mis movimientos- Y ya sabéis, lo bajáis con elegancia, rozáis el suelo con los dedos y volvéis a levantar hasta arriba, sin dejar la elegancia de lado. -No apartaba la mirada del espejo, todas parecían seguirme- Bien, después, el pie derecho hacia delante, y el izquierdo de puntilla. Talón, punta, talón punta. -Me separé de la barra y las miré- Así me gusta pequeñas bailarinas.

Me fije en la niña que hacía poco estaba delante mío. Podía ver que estaba asustada e insegura. Cuando tenía que ponerse de punta, no lo lograba y veía como poco a poco se ponía triste. Arrugué el ceño y me acerque a ella.

-¿Que pasa pequeña? ¿No te sale? -Ella me miró y negó con la cabeza- Bueno, para eso estás aquí. -Sonreí- ¿Quieres que te ayude? -La pequeña asintió- Es fácil cariño, al principio siempre cuesta... ponte de puntillas. -Dije mientras le sujetaba de la cadera. Ella me obedeció- Bien, poco a poco, vete levantando hasta que quedes apoyada en tus dedos. -Ayudé a que se levantara. Consiguió ponerse en puntilla tan solo tres segundos- Bien pequeña. ¿Ves? Tienes que tener más confianza en ti misma. -Sonreí- ¿Quieres volver a intentarlo? -Ella asintió- Bien. Espera un momento, voy a indicarles a las demás lo que deben hacer y me pongo contigo. ¿Está bien?

Era una niña realmente tierna. Cabello negro, ojos azules, mejillas coloradas y regordetas. Sin duda era una niña hermosa. Indiqué los pasos que tenían que hacer las pequeñas bailarinas y como siempre, les dije que si no sabían hacerlo, tenían que avisarme y les ayudaría.

-¿Como te llamas pequeña? -Pregunté a la niña de antes-
-Paula.
-Bien Paula. ¿Te apetece probarlo por ti sola o quieres que te ayude?
-Me puedes ayudar? -Preguntó la pequeña mirando hacia el suelo-
-Claro.

La clase se pasó volando. Conseguí que Paula se retuviera en puntilla. Estaba feliz. Esto era lo que realmente me gustaba y no eso de estar amargada haciendo contratos y mirando lo que necesitaba el hotel. Después de acabar con la clase, recogí todo y entré en el vestidor, me duché, me cambié y me maquillé levemente. Cuando salí de los vestuarios, me encontré con la pequeña Paula sentada en una silla. Sonreí al verla.

-Hola Paula. -Ella me miró- ¿Como estás? -No contestó y arrugué las cejas- No hablas mucho ¿Verdad? -Negó con la cabeza- Bueno. ¿Puedo hablar yo contigo? -Ella levantó sus hombros- ¿Sabes? Tengo la esperanza de que algún día llegarás a ser una excelente bailarina. -Ella solo negó la cabeza- ¿Porque no?
-Yo no se. -Dijo-
-Cariño. -Me puse en frente de ella- Yo a tu edad tampoco sabía, era una patosa y a mi me costó ponerme mucho de puntilla. ¿Pero sabes que? Con esfuerzo y con ganas logré ponerme. Si no, mirate tu. En un día has conseguido ponerte de puntilla. Eso es genial ¿Verdad? -Ella asintió- ¿Quieres que te enseñe una cosita? Realmente, no suelo hacerlo, pero por ti, lo haré. -Ella asintió reiteradas veces-

Me puse de pie. Sabía que llevaba las Vans y que con ellas me costaría un montón ponerme de puntilla, pero tenía que intentarlo. Tras tres intentos, conseguí ponerme de puntilla y cruzar los pies. Paula me miraba embobada.

-¿Sabes una cosa? Cuesta mucho ponerse de puntilla con unos zapatos así si no están especializados, pero, con esfuerzo y ganas, un día logre ponerme y mira, tu misma has visto que he podido después de intentarlo. -Asintió con su cabeza- Eso es lo que tienes que hacer tu, intentarlo, no darte por vencida. Si algo no te sale, díselo a tu profesora, para eso esta ¿De acuerdo? -Ella volvió a asentir-
-Paula, nos vamos. -Dijo una mujer detrás de mi-

Vi que Paula me miró con algo de miedo y agarró la mano de su madre, que la sacó casi a rastras. Pobre niña.

-Veo que se te da bien enseñar a las niñas.

Esa voz. Me giré y allí estaba. Maldito chico sexy. Así quería que fuera su amiga?




@MiriamGarrido_


lunes, 7 de julio de 2014

Capitulo 16





La semana había pasado volando.

Me levanté un sábado por la mañana, como cada mañana. La misma rutina de siempre. Bajé a desayunar, me senté en el sofá, encendí la televisión y me puse el portátil entre las piernas. Cambiaba de canal cada vez que veía que nada me interesaba. Estresada dejé el canal en los 40 principales. Mientras la música sonaba, me conecté en twitter. Vaya viciada la mía.

Me fijé que, tenía un mensaje. ¡Que pesados! Lo abrí y, el corazón me dio un vuelco. Álvaro se había dignado a contestarme después de una maldita semana... ¡Después de una maldita semana!

Estás en tu casa?”

Sí ¿Donde estaría sino?”

Abre la puerta” -Me quedé mirando el mensaje un poco atónita, ¿se abría equivocado de conversación?-

Creo que te has equivocado de conversación.¿Abrirte yo la puerta? JAAA. Estás lejos”

El timbre sonó. Bufé. Cerré el portátil y lo dejé encima de la mesa. Me arreglé un poco el pelo y la abrí. Me quedé pasmada nada más a ver a Álvaro plantado en mi puerta. ¿Que hace aquí? Ni siquiera me dio tiempo a abrir la boca, que ya le tenía encima mío. Sus labios vinieron directos a los míos. Sus brazos se enredaron en mi cadera y mis brazos alrededor de su cuello. Álvaro empezó a avanzar. Íbamos a tientas, sin saber donde acabaríamos. Mis dedos se enredaron en su pelo y tiré de ellos hacia mi, para acercarlo aún más. Álvaro soltó un gemido y me apretó más a él. En un momento, caímos al sofá, Álvaro encima mío. Solté una pequeña carcajada y le miré. Sus ojos, su barba, su pelo... todo él era perfecto.

-¿Que haces aquí? -Pregunté mientras jugaba con su pelo-
-Aunque parezca mentira o imposible, tenía ganas de verte. -Susurró cerca de mis labios-
-¿Y has venido desde Madrid hasta aquí solo para verme? -Asintió con la cabeza-
-Solo para verte.
-Estás completamente loco.
-Lo sé. -Sonrió- ¿Estás sola?

Le miré durante un par de minutos y sonreí.

-Completamente sola.
-Bien.

Álvaro volvió a capturar mis labios. No se como, se levantó del sofá y conmigo a cuestas, empezó a subir las escaleras. En ningún momento dejamos de besarnos. Álvaro me dejó en el suelo, me separé de él, le agarré la mano y nos dirigí hacia mi habitación. Mi corazón latía a mil por hora, mi pecho subía y bajaba sin control y mis manos temblaban. Al entrar a mi habitación, me acorraló contra la puerta, agarró mis manos y las subió por encima de mi cabeza, agarrándolas solo con una mano. Sus labios volvieron a los míos mientras que su otra mano exploraba mi cuerpo. Bajó la mano hasta mi culo, y lo apretó, haciendo que soltara un leve gemido en su boca.

Cuando quise darme cuenta, me encontraba apoyada en la pared, con mis piernas enroscadas en su cintura y mis brazos en su cuello y mis dedos enredados en su pelo. Sus manos subían y bajaban por mi espalda. Metió una mano por debajo de mi pijama. Noté como mi piel se erizaba. Sus manos subían y bajaban por mi vientre hasta el pecho, se detuvo debajo de mi pecho. Supongo que debatía si tocarlo o no. busqué su mano, la agarré y la subí hacia mi pecho. Nuestros labios solo se separaban para coger aire cuando lo necesitábamos. Álvaro estaba bastante concentrado en mis pechos, acariciándolos y apretando los pezones de vez en cuando, haciéndome soltar alguno que otro grito.

Mi boca se encontraba en su cuello, mordiendo, lamiendo y succionando. Tiré de su pelo hacia atrás, para así tener mejor acceso a él. Álvaro con cuidado, me dejó en mi cama y poco a poco se recostó sobre mi, apoyando todo su peso en sus codos. Le besé. Uno, dos, tres, quizás cuatro besos más. Metí mis manos debajo de su camiseta y se la saqué. Álvaro hizo un movimiento, y noté como su amigo se apretaba contra mi vientre. Eso me hizo soltar un grito por la sorpresa. Álvaro, con cuidado, se deshizo de mis pantalones de pijama y los lanzó por ahí. Recorría mis muslos con extrema suavidad, como si me fuera a romper de un momento a otro.

Me sentía como si estuviera en el paraíso. Sus roces, sus caricias, sus besos... Sin duda, él era la perfección en persona. Nos separamos unas milésimas de segundos, y nos quedamos mirando fijamente a los ojos.

Álvaro dirigió su mano a mi feminidad. La rozó un par de veces por encima de la tela de mis bragas. Cerré mis ojos. Me sentía nerviosa. Álvaro apartó la braga hacia un lado y, con cuidado acarició mi clítoris. Arriba y a bajo, con cuidado. Aferré mis manos a la sábana, arrugandola y apretándola. Abrí mis ojos por simple curiosidad y Álvaro dirigió su vista hacia mi. Se agachó y besó mi feminidad. Con su lengua, empezó a chupar y a mordisquear mi clítoris, mientras que sentía sus dedos pasear por mi entrada. Cuando mordisqueó, introdujo un dedo en mi interior haciendo que gritase. Sentí una gran incomodidad, pero a poco, cuando empezó a mover el dedo ya no la sentía. Seguía con su vaivén en mi clítoris, mientras introducía otro dedo en mi interior.

Dos, quizás tres dedos dentro de mi, moviéndose con cuidado de no hacerme daño hacían que mi cuerpo contestara a esos vaivenes. Un calor empezó a apoderarse de mi. Mi cuerpo empezó a tensarse.

-Así es nena. Córrete para mi. -Dijo con una voz ronca-

Aceleró sus movimientos tanto dentro de mi como fuera. Un calor subió desde mis caderas, hasta mi cabeza. Levanté las caderas y sentí como me liberaba. Solté un gemido, cerré mis piernas completamente mientras mi cuerpo daba pequeñas sacudidas a causa del orgasmo.

Se estiró encima mío con cuidado y capturó mi labio inferior entre sus dientes y tiró de él con cuidado, volviendo a sentir ese calor que sentía minutos atrás. Metió las manos debajo de mi blusa y apretó mis pezones. Solté un gemido en su boca, cosa que hizo que él apretara más los pezones.

-¿Te gustó? -Susurró en mi oreja-
-Fue fantástico -Susurré -
-Eso no es nada nena. -Guiñó el ojo- No tienes ni idea de lo que puede hacerte sentir mi querido amigo.

Álvaro se tumbó a mi lado. Sacó sus pantalones y su camiseta. Yo simplemente me quedé mirándolo. Sentí como un calor se apoderaba de mis mejillas. Aseguraría de que estaría mas roja que un tomate. Tragué saliva cuando Álvaro quedó solo en bóxer. Pude notar que su amigo pedía a gritos ser liberado de esa tela que le aprisionaba.

-Ven -Dijo mientras se acomodaba boca arriba-

Le miré confundida. Me levanté un poco, y me senté encima de su cintura, notando a su amigo contra mi feminidad. Las manos de Álvaro se posicionaron en mis caderas.

-Ahora, apoya las manos en mi pecho.

Hice lo que me pidió. Apoyé las manos en su pecho y él, después de que lo hiciera, empezó a moverme de arriba a bajo, lentamente. En ese instante, me iluminé. Tomé las riendas por así decirlo, y empecé a hacer los movimientos que había empezado Álvaro. Notaba a su amigo rozando mi feminidad cada vez que me movía y eso me excitaba aún más. Acaricié su pecho, notando pequeño bello en él. Mordí mi labio inferior al ver que Álvaro cerró los ojos y tiraba la cabeza hacia atrás con la boca entreabierta.

-Así, sigue así -Murmuró- Oh, dios mío -Gimió-

Seguí moviéndome. Cada vez aceleraba un poco más el ritmo. Álvaro clavaba sus dedos en mis caderas. Juré que, si seguí apretando, aparecerían morados en menos que canta un gallo.

-Ohh, dios. -Levantó su cintura-

El calor volvió a apoderarse de mi. Sentía que en un momento iba a volver a explotar. Aceleré un poco más el ritmo. Álvaro soltó un gemido bastante alto, haciendo saber que él había llegado. Álvaro siguió moviéndome y al poco rato llegué yo.

-Oh dios. -Dije intentando recuperar el aliento-
-Como... Como seas igual haciéndolo de verdad, vas a matarme nena. -Giré mi cabeza para mirarlo-


*



Desperté de repente. Estaba sudada y mi respiración estaba agitada. Me levanté a duras penas. Enserio había soñado eso?

Esta claro que si idiota. Anda que no jadeabas mientras soñabas que Álvaro te tocaba. Eres una pervertida”

Oh, tu de buena mañana? Porque no te has ido?

Ya te he dicho que me encanta joder, y más aún hacerte sentir culpable. Vas a decirle a Alex que casi tienes sexo salvaje con Álvaro y que tu conciencia, osea yo, te hace malas jugadas y sueñas que vas a follar con él?”

Estás loca si piensas que se lo voy a decir.

Tarde o temprano lo harás. Ambas sabemos que la culpa te comerá y que acabarás diciéndoselo. Adiós relación”

Vete a la miera inútil.


*



Llevaba toda la mañana metida en casa, menudo asco. Mi cabeza no paraba de reproducir las escenas que había soñado. No podía evitar morderme el labio, no podía evitar sentirme como me siento. Sentirme como si dentro mío hubiera un horno encendido.

Vale. Si. Me sentía culpable. Culpable porque hace dos semanas mentí descaradamente a Alex, culpable por lo que hice con Álvaro. Esto no se puede volver a repetir. No puede volver a pasar.

Mi móvil vibró y con el la pequeña mesa de cristal.

Hoy y mañana estaré en Barcelona, ya sabes, por cosas con mi hermana. Necesito verte y necesito hablar contigo. Puede ser?”

Suspiré al leer el mensaje. El lunes, Mar tenía hora con el médico para que le dijeran como evolucionaba su cáncer y si tendría que hacer más sesiones de quimioterápia.

No estoy segura Álv, no quiero hacer nada indevido. La culpa me está comiendo... no se que hacer”

Solo quiero aclarar las cosas, prometo no hacer nada malo. Solo quiero que seamos amigos, nada más” -Contestó él de inmediato-

Esta tarde estás aquí?”

Si”

Si te doy la dirección, me pasarás a buscar?”

Claro”

Genial. Esta tarde tengo clases de ballet, así que cuando acabe te envío un mensaje”

Está bien. Lo estaré esperando”

Guay, hasta luego”

Ciao princippesa”




@smileerauryn