domingo, 28 de septiembre de 2014

Capitulo 20.


POV ÁLVARO.


-Voy a la ducha. -Dijo mientras bajaba del escritorio-
-¿Quieres que vaya contigo? -Levanté una ceja-
-Acabamos de hacerlo, ¿y ya quieres volver? ¿A caso no te agotas?
-Cuando se trata de ti, no.
-Eres un pervertido -Besó mis labios-


Se fue hacia el baño, contoneando sus caderas. Mierda, me volvía loco. Cuando ella cerró la puerta del baño solté un leve suspiro. Volví a su cama y me senté en su lugar. Las sábanas olían a ella. Tan malditamente bien que no podría dejar de olerla nunca.

Mi móvil vibró encima de la mesita de noche. Raquel me estaba llamando.

-¿Hola?
-Hola amor -Contestó ella, feliz-
-Cariño, ¿como estás?
-Bien ahora que te llamo -Soltó una pequeña carcajada- ¿A que hora vuelves, bebé?
-Por la tarde, salgo de aquí a eso de las cuatro de la tarde.
-¿Y como está tu hermana?
-Ya sabes como está -Suspiré- De momento responde al tratamiento, pero nada es seguro.
-Oh, verás que todo saldrá bien. -Hubo silencio- Te echo de menos.
-Yo también.
-Necesito tenerte aquí a mi lado.
-Pronto estaré allí, te lo aseguro.
-Te estaré esperando.
-Tengo que dejarte -Suspiré-
-Esta bien, te quiero.
-Si, yo igual.

Ella colgó. Me quedé mirando el móvil como un idiota. No era capaz ni de decirle cuanto la quería. Porque, la quería, ¿no?. Si, claro que si, ella era Raquel, por favor. ¡Claro que la quiero! B tardaba lo suyo en ducharse. Trasteé el móvil hasta que enredé mis piernas en la sábana y opté por hacer una foto para instagram.

Un despertar como estos, nunca viene mal ;)”

La puerta del baño se abrió y en ella apareció una B enrollada en una toalla con el pelo mojado. Dejé mi móvil encima de la mesita y ella se acercó a mi.

-Esperaba que te duchases conmigo.
-Me habías dicho que no -Hice un puchero-
-Pensé que quizás, no me obedecerías.
-Tal vez pensaba que podría molestarte -La tomé de la cintura y la obligué a sentarse encima mío-
-¿Molestarme? ¿Porqué? -Levantó una ceja-
-No se -Alcé los hombros-
-Eres un tonto. -Besó la comisura de mis labios-
-Puede ser.
-¿Y que hacías mientras me duchaba?
-Ya sabes... alguna que otra cosa -Alcé los hombros-
-¿Seguro?
-Quizás, pensaba en lo bien que lo hubiéramos pasado en la ducha. -Junté nuestras frentes-
-Quizás, no te hubiera dejado hacer nada. -Guiñó el ojo-
-Quizás, solo querría enjabonarte y recorrer tu cuerpo -Seguí con el juego-
-Quizás no te hubiera dejado.
-Quizás deberíamos de dejar de utilizar tanto quizás.
-¿Nervioso? -Susurró en mis labios-
-Un poco.

La besé. Ella lo correspondió enredando sus dedos en mi pelo y tiró de él levemente, haciendo que soltara un gruñido.

-No hagas eso.
-¿Porque no?
-Por tu bien.
-¿Por mi bien? -Susurró en mi oído-
-Si no quieres que te folle aquí, y ahora, deja de hacer eso. -Ella volvió a tirar de mi pelo-
-Quizás es lo que quiera en estos momentos.

Y con eso, acabé de perder el poco control que tenía. Mientras la besaba, la dejé con un poco de brusquedad encima de la cama. Ella tan solo soltó una carcajada y volvió a enredar sus dedos en mi pelo. Maldita y sexy niñita. Dirigí mis besos hasta su cuello, y allí me entretuve a morderlo y besarlo hasta dejar una pequeña marca en él. Ella mientras tanto, recorría mi espalda con sus pequeños y largos dedos, hasta llegar a la cinturilla de mis calzoncillos y bajarlos lentamente. Mis manos se dirigieron al nudo de su toalla y lo deshicieron, estas se posaron en sus pechos, masajeandolos lentamente. Por parte de ella recibí un gruñido y alzó sus caderas, chocando con las mías.

Bajé por su clavícula y empecé a repartir besos por el centro de sus pechos y, irremediablemente, me detuve en uno de ellos. Chupé y mordí con cuidado uno de ellos, mientras que una de mis manos bajaba hasta su sexo y lo rozaba. Ella apretó mis nalgas, haciendo que nuestros cuerpos estuvieran más cerca. Dejé de jugar con su pezón y bajé hasta donde mi mano se movía anteriormente. Soplé un poco y ella se estremeció. Dejé un beso sobre su sexo, antes de introducir uno de mis dedos dentro de ella. Soltó un gemido y se agarró a las sábanas. Lamí su clítoris a la vez que ella levantaba la cadera en busca de más. Después de quizás, pasar mi lengua varias veces, introducí otro dedo dentro de ella y aumenté la velocidad. Ella no dejaba de gemir y retorcerse. Masajeé su clítoris a la vez que compaginaba mis dedos con los movimientos.

Noté como se tensaba y automáticamente paré. Ella me miró como queríendome matar y yo simplemente le sonreí.

-Tranquila cariño, no te dejaré sin tu orgasmo.

La penetré sin pensármelo dos veces. Quizás fue a la tercera penetración que noté como se tensaba y levantaba su cadera cuando, a la otra envestida gritó mi nombre y se dejó llevar. Su cuerpo se contrajo. Seguí embistiendo, tenía que acabar, lo necesitaba.

Las últimas embestidas fueron rápidas y fuertes, logrando que los dos acabásemos.

-Dios mío -Suspiró-
-No me cansaré de tenerte nunca para mi solo, pequeña.

Ella tan solo sonrió y se abrazó a mi.

-¿Cuando te tienes que ir?
-Dentro de muy poco -Suspiré contra su pelo- Tengo que ir a casa, quiero despedirme de Mar y tengo que coger mi maleta.
-Tardaremos en vernos. -Hizo una mueca-
-Si, pero la espera valdrá la pena -Besé su cabeza-
-¿Lo juras?
-Lo juro, pequeña.



*




Llegué a mi casa, muerto. Estar con B, era una de las mejores cosas que me podía haber pasado.

-Por fin te dignas a llegar. -Me sonrió Mar- Pensé que te quedarías follando como conejo con ella.
-Mar. -La miré-
-¿Que? -Subió los hombros- No hay que ser adivina para saber lo que ha pasado, y menos teniendo ese chupetón ahí. -Abrí los ojos-
-¿Que dices? -Corrí hacia un espejo y lo miré. Efectivamente había un chupetón, pequeño, pero ahí estaba- Si lo ve Raquel me va a matar.
-Poco te importa Raquel para haber salido con B todo el día de ayer.
-¿Celosa? -Sonreí-
-¿Tu crees?
-Oh, vamos. Te conozco como si fueras mi hermana. -Ambos reímos-
-Te echaré de menos, pequeño barbudo.
-¿Pequeño? -Arrugué las cejas-
-Ajá, pequeño. ¿Es que a caso no te has visto?
-Perdona, pero soy bastante mayorcito -Le guiñé el ojo-
-Duh, -hizo una mueca de asco-
-Te quiero, fea. -La abracé-
-Y yo, y yo. -Me apretó contra ella- Anda, mejor ve a descansar que seguro que estarás petado.
-No te diré que no, pero quiero pasar el poco tiempo que me queda aquí contigo.
-Podemos hacer lo que hacíamos de pequeños -Sonrió-
-Me parece bien.



Subimos a su habitación, Mar se tumbó en su cama mientras yo buscaba una película buena. Como siempre, acabábamos viendo 'Solo en casa'. Me tumbé a su lado y la abracé.
La tarde se pasó volando, y con ello, la hora de irme. Me despedí de la madre de Mar y me despedí de mi padre. Como siempre, las despedidas con Mar, no eran alegrías, ni mucho menos.

-Cuidate por favor. -Me suplicó-
-Claro, lo haré.
-Te quiero, nunca lo olvides -Me abrazó-
-Volveré lo más rápido que pueda, princesa. -Besé su coronilla-
-Quizás, cuando vuelvas yo ya no esté aquí.
-No digas eso -Me puse serio- Mañana empiezas con el nuevo tratamiento y quizás tengan el trasplante de médula disponible en menos de lo que canta un gallo. Juro que vendré lo antes que pueda.
-¿Lo prometes? -Me miró con los ojos empañados de lágrimas-
-Lo prometo princesa. Sabes que siempre cumplo con mis promesas.
-Esta bien... será mejor que cogas el ave, si no quieres quedarte tirado aquí en Barcelona.
-Pues, no haría mal en dejarme aquí -Guiñé un ojo-
-Si lo dijeras por mi, me sentiría alagada y todo. -Gruñó. No pude evitar soltar una carcajada-
-Te amo, princesa.

Deposité un beso en su mejilla, volví a despedirme de mis padres y subí al ave.

Tres horas y media después, ya me encontraba en Atocha. Solté un suspiro. Tan solo hacía más de seis horas que no estaba con ella y deseaba tenerla cerca, sentirla. Mi móvil empezó a sonar, sacándome de mis pensamientos.

-¿Hola?
-Amor, soy yo.
-Ah, hola Raquel.
-¿Has llegado ya? -Su humor, no era bueno-
-Em, si, acabo de bajar del ave. ¿Por?
-¿Puedes venir a casa?
-Raquel, estoy muy cansado.
-¿De que? Si no has echo nada.
-Tener un viaje de más de tres horas. No voy a ir hacia allí.
-¿Porqué? -Quiso saber-
-Porque no me da la gana. Ven tu si quieres.

Y sin más, le colgué. ¿Que iba a hacer con mi vida?

Me arrepentí de haberle contestado así. Salí de la estación y tomé un taxi para que me llevara a casa.

Una vez allí, dejé la maleta en la puerta y me estiré en el sofá, poniendo mi brazo encima de mis ojos. ¡Necesitaba descansar! Mi móvil volvió a sonar. Me levanté con pesadez y lo fui a buscar. Lo dejé en la entrada junto con las llaves y la maleta. Era un mensaje en twitter.

Hace tan solo siete horas que te has ido y te extraño. ¿Como es eso posible?”

Consiguió sacarme una sonrisa. Volví hacia mi sofá, me tumbé y no dudé en contestarle.

Yo también te echo de menos. ¿Como ha estado tu tarde?”

Puf, ¿que te puedo decir? Alex a venido a casa y no es que hayamos estado muy felices.” -Contestó de inmediato-

¿Que ha pasado?”

Nada importante... se ve que se ha enterado que salí anoche. ¿Como? No lo sé. Me preocupa que le hayan dicho de más”

No creo que se lo hayan contado. Relajate.”

¿Puedes hablar por llamada? Realmente necesito escuchar tu voz y no hablar por aquí”

Claro. Dame tu número y te llamo”

Recibí otro mensaje con su número. La guardé en la agenda y la llamé.

-¿Si?
-Hola, soy yo.
-¿Eres tu? -Se burló- ¿Y quien es yo?
-No seas tonta anda. -Soltó una carcajada-
-¿Como estás?
-Cansado. Acabo de llegar hace un rato a Madrid y he tenido una pequeña e insignificante pelea con Raquel, pero no pasa nada. ¿Y tu? Cuéntame.
-Pues eso, Alex vino a casa, como todos los domingos y le notaba un poco distante. Le pregunté que le pasaba pero él no me contestó o me cambiaba de conversación, así que lo dejé ir. Después él explotó diciéndome que claro, él me había dicho para salir pero que yo le rechacé porque ya salía esa noche con alguien más y pffff, la que me ha montado. Después me ha dicho que ayer me vieron con un chico en el pub donde solemos ir a bailar y claro... le tuve que decir que salí con mi querídisimo hermanito.
-Vamos, que te ha pillado.
-Casi. Por suerte pude convencerle de que si que era mi hermano y que si no me creía que se lo preguntase a mi hermano. -Suspiró-
-Mientras te haya creído ya está. Pero para la próxima tenemos que ir con cuidado.
-Ah, que quieres una próxima? -Dijo con una voz demasiado... sexy-
-¿A caso no te lo he dejado claro? Que lástima que te tenga a demasiados kilómetros de mi.
-Relajate. ¿Quieres? Creo que ya te he dado demasiados polvos para una temporada -Rió-
-Bueno, eso se puede negociar. ¿No crees?
-Puede... ¿Cuando volverás?
-Pues, creo que para el concierto.
-Queda un mes para eso. -Pude imaginarme que hacía puchero-
-Un mes pasa rápido.
-¿Me seguirás hablando?
-Cada vez que pueda. -Sonreí-
-Así me gusta -Soltó otra risita- ¿Que estás haciendo?
-Estoy tirado en el sofá. ¿Y tu?
-Tirada en mi cama. -Escuché somo suspiró- Huele a ti y a alcohol. -Volvió a reír-
-Por lo menos, tienes un recuerdo mío.
-Si, bueno. Tendré que tirar la basura y cambiar la cama y esas cosas.
-Me encanta el sonido de tu risa. -Carcajeó-
-¿Enserio? Si es feísima. Parezco una foca en parto. -Esta vez, no pude evitar soltar la carcajada-
-Eres tonta, enserio.

El timbre de mi casa sonó.

-Ais, ¿quien será? -Pregunté más a mi mismo que a ella-
-Pues no lo sé, no soy adivina... no de momento.
-¿Porque eres tan tonta?
-Porque me has drogado.
-¿segura?
-Sip.
-Acuéstate.
-Ya lo estoy.

Me dirigí hacia la puerta con pesadez. La abrí sin mirar la mirilla. Raquel estaba allí plantada. Demasiado seria.

-Em, tengo que colgar. Después te llamo.






Siento mucho haber tardado tanto en subir, pero aquí está el capítulo!! :)


@MiriamGarrido_

miércoles, 20 de agosto de 2014

Capitulo 19




Doce, catorce, veinte... no recuerdo los besos que nos habíamos dado durante la noche, pero lo que si sabía era que esto no acababa aquí. Después de un par de copas y un par de bailes, decidimos volver a casa. Álvaro me acompañó hasta la puerta de casa, me despedí de él, dándole un último beso en los labios. Cuando me dispuse a ir, me agarró de la muñeca, atrayéndome hacia él y volviéndome a besar.

Creo que perdí los papeles en ese mismo momento, ya que con dificultad saqué las llaves de casa. No se como logré abrir la puerta y cerrarla sin hacer ruido. Dejé las llaves encima de la mesa que se encontraba en el recibidor. Agarré la mano de Álvaro y le guié hasta la planta de arriba. Volvió a besarme, recorrió mi cuerpo con sus manos y las dejó en mi culo, apretándome contra él. Abrió la puerta de mi habitación e inmediatamente me deshice de mi bolso, igual que de mis tacones. Di un pequeño salto y rodeé sus caderas con mis piernas, saqué a duras penas la chaqueta que él llevaba, mientras se entretenía en morder y chupar mi cuello.

-Esto esta mal -Susurré-
-Vive el momento.

Solté un pequeño gruñido cuando mordió mi lóbulo. Una de sus manos se encontraba en mi muslo, mientras que la otra, me agarraba con fuerza. Paseaba libremente su mano, hasta meterla por debajo del corto vestido. Lo subió con delicadeza y volvió a poner sus manos en mi culo. Me apartó de la pared y caminó hasta mi cama. Me solté lentamente y me apoyé en el piso. Separamos nuestros labios, y podría decir, que nuestras miradas se encontraron, pero, estaba oscuro. Desabroché su camisa con ansiedad, la lancé al otro lado de la habitación e inmediatamente fui capturada por sus labios, otra vez. No me cansaba de besarlo, no me cansaba ni me cansaría nunca. Desabrochó el cierre de mi vestido lentamente y lo dejó caer.

-Ese culot me vuelven loco. -Dijo en mi boca-
-Me alegra.

Empujé a Álvaro hacia la cama y me senté encima de él, desabroché el cinturón igual que los botones de su pantalón. Apoyé mis manos en su abdomen y fui subiéndolas hasta su pecho y escondiéndolas en su pelo. Me agaché, devorando su boca de nuevo. Nuestras lenguas peleaban, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos con total libertad. Álvaro dio la vuelta, dejándome a mi debajo de él, se sacó los pantalones, mientras yo aproveché en ponerme en el centro de la cama.

Sabía que el alcohol había bajado hacía horas, sabía que a la mañana siguiente me arrepentiría, sabía que esto lo hacía porque yo le deseaba.

Se estiró encima mío, apoyando todo su peso en los codos, que se encontraban a cada lado de mi cabeza. Me moví, chocando mis caderas con las suyas. Él soltó un gemido y me miró. Volví a hacerlo, causando esta vez, un gemido por parte de los dos. Álvaro volvió a besarme, mientras con cuidado, se embestía contra mi. Ni siquiera me di cuenta de que él había conseguido sacarme mi sujetador.

Ambos nos sacamos las prendas que nos quedaban. Mordí su labio inferior, para darle un aviso, de que podía hacerlo.

-Mierda B, no traje condón.
-No te preocupes. -Le miré- Tomo las anticonceptivas... ya sabes, para la regulación de la regla.

Él asintió y poco a poco, fue entrando en mi. Sinceramente, me había asustado al ver su miembro. Era demasiado grande y estaba segura de que, dolería. Siempre había pensado que mi primera vez tendría que ser especial y inolvidable. Estaba segura, que nunca la olvidaría.

Empezó a embestir con cuidado. Mis dedos estaban enredados en su pelo, mientras que nuestras bocas estaban entretenidas besándose.

-Estas tan estrecha. -Murmuró-
-Solo... ve despacio, por favor.

Él asintió y con cuidado, empezó a embestir nuevamente. Tan solo sentía una pequeña molestia. Según Emma, la primera vez, dolía mucho, demasiado. Esto era lo que ella consideraba dolor?

-Embiste... más rápido. -Susurré como pude en su oreja-

Sabía que mis padres y mi hermano estaban en casa, sabía que no debía de hacerlo, pero en esos momentos, no podía controlarme. Le pedía a Álvaro que no dejase de besarme, que por nada del mundo, dejase de besarme.

Un calor se apoderó de mi, sentía todo mi cuerpo arder. Levanté inconscientemente mis caderas y mis uñas se enterraron en la espalda de Álvaro. Ambos, soltamos un gruñido y él se dejó caer con cuidado encima de mi. Seguía dentro de mi y se sentía tan bien.

-Voy a... voy a salir.

Asentí levemente y él se tumbó a mi lado. Le miré de reojo, la habitación ya no estaba tan oscura, el sol empezaba a salir y con ello podía ver los pequeños rasgos de su cara. Era hermoso. Pasé con cuidado, mis dedos sobre su pelo, que contenían una pequeña capa de sudor. Y por un momento, recordé que debía de poner el seguro en la puerta de la habitación, si no quería que nos encontraran. Me iba a levantar, cuando Álvaro me tiró encima de él.

-Tan horrible lo he echo que te quieres escapar? -Levantó una ceja-
-Lo has echo de maravilla, y no me iba a escapar. Solo, que tengo que echar el cierre a la habitación, si no quieres que mi padre o mi madre entren y nos pillen así. Sería realmente vergonzoso.
-Un poco si, a decir verdad.

Soltó mis caderas, cogí su camisa y me la puse, abrochando solo un par de botones. Me dirigí a la puerta y cerré con pestillo. Vi que se había levantado para ponerse sus calzoncillos. Mordí levemente mi labio inferior. Álvaro se percató de que le estaba mirando y sonrió.

-Ven aquí, anda. -Palmeó el lado vacío de la cama-

Corriendo, como una niña pequeña, me lancé a su lado y besé sus labios. Se sentía tan bien.

-Deberíamos dormir un rato. -Dijo mientras agarraba la sabana para taparse-
-Seguro que quieres dormir? -Le miré con una sonrisa pícara-
-Que tienes en mente?
-Que te parece... si tal vez...

Me senté a horcajadas encima de él, y me moví lentamente. Soltó un pequeño gemido y colocó sus manos en mis caderas.

-Vas a ser mi pequeña adicta al sexo.
-Eso no lo vas a saber -Dije mientras mordía su labio inferior-
-Se que si. Voy a llevarte por el mal camino, nena.

Solté un pequeño grito, cuando Álvaro se levantó de la cama, para sentarse en el suelo, quedando yo, a horcajadas nuevamente.

-Mmm, dime que esto no es una fantasía sexual que yo, voy a tener el placer de hacerla realidad.
-Nope, pero si que me encantaría que me hicieras realidad una.
-Donde? -Levanté una ceja-
-En un probador.
-Eres un pervertido -Le pegué en el hombro-
-Lo se, nena. Vas a tener que acostumbrarte a ello.

Asentí como una niña. Sus labios volvieron a los míos, sus manos recorrían mi cuerpo, desabrochando nuevamente su camisa.


*



-Álvaro, puedo hacerte una pregunta? -Dije, una vez habíamos acabado en la cama-
-Dime.
-A que te referías con que me tendré que acostumbrarme a ello?
-Yo... me refería a... -Se quedó callado-
-A caso... quieres repetir? -Le miré a los ojos. La claridad empezó a colarse por las ventanas, hacía ya una hora atrás-
-Se que esto está mal, ambos tenemos pareja y se que las amamos pero... tus labios, tus besos... tu. No sabes, no tienes idea de cuanto te necesito a mi lado.
-Entonces...
-Quiero que sigamos con estos encuentros.

Volvió a besarme.


*


-Vamos, despierta marmota -Dije mientras le daba un par de besos a los labios-
-No sabes cuanto echaré de menos estos despertares. -Hizo un puchero-
-Quedate aquí. No te vayas.
-Ya me gustaría quedarme -Rodeó mi cadera y me apretó junto a él- pero tengo cosas que hacer, a parte que, estaremos aquí dentro de poco.
-Lo sé -Le besé-
-Tienes el maquillaje todo corrido. -Pasó su dedo por debajo de mi ojo- Puedo sacarte el maquillaje?
-Sabrás hacerlo? -Levanté una ceja-
-Claro que si, traeme algo y lo hago.

Me levanté con pereza, volviendo a ponerme su camisa. Fui hasta el baño y cogí el paquete de toallitas demsaquillantes y volví hacia la cama. Álvaro se levantó y vino hasta mi.

-Sabes una cosa? -Negué con la cabeza- mi camisa te queda mejor a ti que a mi.
-Quieres decir? -Solté una risita- Anda, té.

Le entregué el paquete y me senté encima de mi escritorio. Álvaro sacó una toallita y con cuidado la pasó por mi labio inferior, sacándome los restos de pintalabios. No dejé de mirarlo en ningún momento. Él mordía su lengua, haciéndome entender que estaba concentrado en lo que estaba haciendo. Coloqué mis manos en sus caderas y él dio un pequeño salto. Solté una pequeña carcajada y él besó mi nariz. Cerré los ojos, cuando pasó con cuidado la servilleta.

-Me gustas más sin maquillaje, lo sabías?
-No, no lo sabía. -Sonreí como una tonta- Enserio?
-Enserio. Eres hermosa así, a lo natural.

Solo me sonrojé. Álvaro dejo la servilleta encima de la mesa. Lo apreté, para juntarlo más a mi.

-Estás muy calentita, no?
-Eso es lo que tu me provocas -Susurré en sus labios-

Empezó a besar mi cuello y a retirar lentamente la camisa, otra vez.



*



-Voy a la ducha. -Dije mientras bajaba del escritorio-
-Quieres que vaya contigo? -Levantó una ceja-
-Acabamos de hacerlo, y ya quieres volver? A caso no te agotas?
-Cuando se trata de ti, no.
-Eres un pervertido -Besé sus labios-



@MiriamGarrido_

domingo, 10 de agosto de 2014

Capitulo 18





-¿Que haces aquí? -Sonreí al verle-
-Me dijiste que estarías aquí y vine a verte -Levantó los hombros-
-Eres un caso. ¿Te apetece ir a tomar un café?
-Claro.

Salimos del local y Álvaro se colgó mi mochila en su hombro después de tanto insistirle que yo podía con ella. Llegamos a un Starbucks cercano y nos sentamos, pedimos lo que cada uno quería y nos quedamos callados. Era un silencio para nada incomodo, me agradaba estar con él.

-Esto... -Rompió el silencio- Sobre lo que pasó en tu cumpleaños... -Se calló-
-No debió ocurrir -Dije mientras bajaba mi mirada hacia el café-
-No, no debió pero... no puedo sacármelo de la cabeza -Suspiró-
-Yo tampoco. -Hubo silencio- Se lo has dicho a Raquel?
-No... y no se si debería.
-Ya... entiendo. -Silencio otra vez- Yo, en realidad... no iba a mencionarle nada a Alex, pero es que me siento mal, siento que le estoy engañando y... no puedo sacármelo de la cabeza.
-Creo que, somos dos. Que vamos a hacer B?
-No lo se -Suspiré- Pero, si ambos estamos dispuestos a olvidarlo, olvidemoslo. Hagamos como si nada haya pasado, te parece? -Él asintió-
-Me parece bien.
-Bien, entonces... Me llamo Blanca, pero todos me llaman B. -Estiré mi brazo-
-Encantado, Yo soy Álvaro, creo que ya lo sabes. -Sonrió y apretó mi mano-
-Creo que si lo sé, me suenas mucho. -Solté una carcajada-
-Me verás por todas partes.
-Quien sabe.

Ambos teníamos una sonrisa gigantesca. En cierto modo, me sentía aliviada en saber que ambos queríamos olvidarlo, pero por otro lado, no quería olvidarlo. Sus labios... sus labios eran tan... no se ni como expresarme, pero quería besarlos, besarlos hasta desgastalos.

Salí de mis pensamientos cuando dichosa melodía de mi móvil me interrumpió. Lo cogí sin mirar quien era.

-Hola?
-Hola amor. -Mierda-
-Hola Alex. -Miré a Álvaro- Como estas?
-Bien desde que escucho tu voz. -Pude notar que sonreía- Como es que no has venido al ensayo?
-Al ensayo? Oh. -Mierda y más mierda- Se me olvidó, fui a clases de ballet y tuve que quedarme a enseñar a las pequeñas, ya sabes.
-Entiendo. Estas en tu casa?
-No -Grité- Digo... -Carraspeé- No, no estoy en casa. -Miré a Álvaro y este sonreía- He ido a tomar algo en el Starbucks con.... Sandra.
-Te molesta si voy hacia allí? Estoy aburrido.
-Que? Eh, no, no... Si nosotras ya nos vamos Alex. -Rasqué mi nuca- Que tal si nos vemos mañana? Ya sabes, lo de cada Domingo.
-Claro, me parece genial. -Tosió- Entonces... em, nos vemos mañana. -Noté su voz, un tanto nerviosa-
-Si, si, claro. Hasta mañana.
-Te quiero.

Y sin decir nada más, colgué. Álvaro estaba descojonandose, mientras yo tenía un nudo en el cuello. No me gustaba mentir y mucho menos me gustaba mentir a Alex.

Solté un suspiro y le di una patada a Álvaro y este, paró de reír.

-Lo siento.
-Esto es estresante. No me gusta mentir Álvaro.
-Se supone, que no lo haces.
-“Estoy en el Starbucks con Sandra” -Repetí y le miré.- Claramente, tu no eres Sandra.
-Lo sé, que yo sepa, no tengo dos pares de tetas, todo lo contrario. -Carcajeó y rodé los ojos-
-No me van las tias, lo siento.
-Podrías intentarlo conmigo cariño -Puso voz de pito- Esto con unas cuantas operaciones se arregla. -Guiló el ojo-



*


Después de estar toda la tarde o lo que quedaba de ella riendo, Álvaro me acompañó a casa. Cuando iba a despedirse, insistió en que fuéramos a tomar algo esta noche, los dos juntos. Tampoco me hice de rogar, ya que en verdad, su petición me sonaba extremadamente tentadora e igual de peligrosa, pero que quedaba como simples amigos.

Llamé a Emma y a Mar para que me ayudasen a cambiarme. Ellas vendrían a casa.



*


-Tienes que ponerte este vestido -Suplicó Emma- Es extremadamente sexy y la situación lo requiere.
-Tu quieres que me violen por el camino? -Entrecerré los ojos-
-Te vas a ver bien con ese vestido B -Dijo Mar mientras conectaba la plancha del pelo al enchufe- Venga, va. Pruébatelo.
-Puaj, está bien, pesadas.

Agarré el vestido de las manos de Emma y me metí en el baño. No se como pude entrar en ese minúsculo vestido negro.

El vestido llegaba dos dedos por debajo de mi culo. Era te tirantes y dejaba media espalda al aire. Me puse unas medias de color carne. Sabía que ellas no me dejarían cambiar de vestido.

Cuando salí del baño, ambas se me quedaron mirando.

-Si en estos momentos fuera un tío, te acorralaba contra la pared y te hacía mía. -Soltó Emma mientras se mordía el labio inferior-
-No seas cerda. -Se quejo Mar- Estás preciosa.
-Como me siente mal, o haga una mala postura, se me ve todo el culo. -Hice una mueca-
-Vas a volver loca a mi hermanito -Saltó en mi cama-
-Enserio no te molesta que salga con él? -Volví a preguntar por enésima vez-
-Te he dicho que no. Sois lo suficientemente mayores para saber lo que esta bien y lo que está mal. A parte que es una salida como amigos, no?. -Se encogió de hombros y yo asentí- A parte, no tardaréis en besaros y apostaría que te dejarás llevar.
-¡Maaaaaar! -Grité escandalizada-
-Que? Es verdad... -Suspiró-
-Dejemos de hablar de ese tema por favor. -Dijo Emma- Tenemos que acabar de arreglarte y falta poco para que el galán venga a recoger a su princesa. Así que manos a la obra.




*


Después de estar peinada, maquillada y completamente lista, las tres bajamos al salón para esperar a Álvaro. Cada vez los nervios se iban apoderando de mi. Las manos me sudaban y el tic en mis piernas aparecía y desaparecía.

Una vez que el timbre sonó, me levanté lo más rápido que pude y acomodé mi vestido en su sitio. Fui corriendo (lo que los tacones me permitían) a abrir la puerta. Álvaro se encontraba allí. Demasiado guapo. Con sus pantalones ajustados negros, su camisa negra que tenía los dos primeros botones desabrochados, dejando ver el bello de su pecho y sus mangas bien dobladas hacia atrás. Su pelo ligeramente despeinado y su colonia que podría olerla a kilómetros de aquí.

-Vaya, estás.... estás preciosa. -Rascó su nuca-
-No puedo decir lo contrario de ti. Te ves perfecto. -Sonreí-
-Nos vamos?

Asentí con la cabeza y entré al interior de la casa. El dueto acordó que saldrían de casa cuando Álvaro y yo nos fuéramos.

Me agarré al brazo de Álvaro mientras que nos fuimos andando por las calles. Me sentía en una nube.

Caminamos y caminamos, hasta que llegamos al bar que más solía ir a visitar. Como cada sábado, estaba lleno. Sabía que probablemente no tendríamos que ir allí, pero no hacía nada malo. Nos acercamos a la barra y cada uno nos pedimos lo suyo. Nos sentamos en uno de las mesas mas apartadas del local.

La música estaba alta, la gente bailaba y bebía mientras que, nosotros eramos completamente ignorados y eso, en parte, lo agradecía.

-Cuando te vas? -Logré decir después de un largo rato-
-Mañana por la tarde -Hizo una mueca- Me encantaría poder quedarme unos días más.
-¿Y porqué no lo haces?
-Ya sabes. -Se encogió de hombros- Tengo que volver a Madrid. Acabamos de lanzar el segundo disco y empezamos rápido con las giras. Dentro de poco me tendrás aquí, ya verás. -Sonrió. Como adoraba esa maldita sonrisa-
-Se que vendrás. -Acaricié su mano- Por cierto, hablaste con Raquel? Olvidé preguntártelo esta tarde.
-Si, hablé con ella y las cosas están arregladas.
-Que le dijiste? -Le miré-
-Que la quería, que sería incapaz de engañarla -Me miró, por un momento me sentí culpable, ya que la había engañado conmigo- y que si, por alguna razón ella desconfiaba de mi, quería que me dijera lo que le pasara, para poder arreglarlo y no echar a la basura tres años de relación. -Suspiró-
-Y te dijo porque estaba celosa?
-Creo que fue por lo que tu dijiste. Se siente apartada, y piensa que quiero más a las fans que a ella. -Dio un trago de su baso- yo le dije que no tenía porque preocuparse, que ella siempre sería la única. No se como tuve el valor de decirle todo eso, porque mientras que le juraba que no le sería infiel y que la quería como el primer día, no paraba de pensar en lo que hicimos o casi hicimos en el hotel.
-Estuvo mal.
-Lo sé, pero no lo pudimos haber evitado.
-O tal vez si... si no hubiera ido junto al ascensor, si Alex no nos hubiera interrumpido, quizás eso no hubiera pasado y se hubiera quedado en un simple beso. No crees?
-No lo se, pero las cosas pasan por algo.
-Por algo... -Murmuré-

Nos quedamos un rato hablando y mirando como la gente bailaba. Ya llevábamos más de tres vasos bebidos y las risas cada vez se hacían más fuertes y frecuentes.

-Que tal si nos vamos al club que hay aquí al lado? Me apetece bailar.
-Podríamos hacerlo aquí -Murmuró- Me da mucha pereza moverme. -Recostó su espalda en el sofá-
-Anda... -Me levanté- Vamos, por fi, por fi. -Agarré sus manos y tiré de él- por fi...
-No, B. Podemos bailar aquí... porque salir de aquí? A parte, ese sofá es muy cómodo.
-Eres un vago.
-Será que Carlos me lo engancha. -Levantó los hombros-

Volví a tirar de sus manos, desesperada por irme de allí, quería bailar y quería... no se ni lo que quería, pero no quería seguir allí.

Álvaro tiró de mis manos y caí encima de él. Rodeó mi cadera con sus brazos y me apretó junto a él. Nuestras cabezas estaban muy juntas.

-Ves que este sofá es muy cómodo? -Dijo mientras se revolvía debajo mío-
-Si, si.. muy cómodo pero vamos... por fi. -Escondí mi cara en su cuello. No debí hacerlo. Su colonia olía demasiado bien- Me encanta como huele tu colonia. -Rocé mi nariz en su cuello-
-Mmmm, gracias, supongo. -Carcajeé-
-Idiota -Le pegué en el hombro- Vamos?
-Claro.


*


La música estaba alta, el club estaba lleno y hacía muchísima calor allí dentro. Álvaro me llevaba agarrada de la mano y se hacía paso entre las personas con dificultad. Ambos nos tambaleábamos, y nos costaba avanzar. Llegamos hasta la barra y pidió un par de cubatas. Perdí la cuenta de los que me había bebido.

Ambos con el baso en la mano, nos dirigimos hacia la pista y empezamos a bailar al ritmo de la música. Miré a mi alrededor, la gente bailaba y no era consciente de nada.

El remix de “Someone like you” empezó a sonar. Álvaro me rodeó las caderas con sus brazos y me acercó a él. Con la mano que tenía vacía, rodeé su cuello y enredé mis dedos en su pelo. Empezamos a movernos al ritmo de la música. Cada vez estábamos más y más cerca. No tenía noción de nada. Nuestras frentes estaban juntas y nuestras narices se tocaban.

-Esto está mal -Susurré cerca de sus labios-
-Dos no se besan si uno no quiere. -Susurró en mi oído-
-El problema, es que si quiero hacerlo y no debo.
-Lanzate a la piscina.
-Nos vamos a arrepentir. -Acerqué su cara a la mía-
-Mejor arrepentirse de haberlo echo, que de no haberlo echo.
-Podríamos echarle la culpa al alcohol.
-Podríamos. -Susurró y juntó nuestros labios-














-Lo se. -Di un sorbo de mi vaso- Me prometes que me hablarás?
-Todos los días. -Besó mi mejilla-

Nos quedamos un largo rato mirándonos a los ojos. Álvaro juntó nuestras frentes, y rozó nuestras narices. Rocé sus labios con los míos un par de veces. Álvaro bajó su mano desde mi cadera hasta mi culo y lo apretó suavemente. Eso, hizo que gimiera en sus labios. Se lanzó completamente hacia mis labios. Como pude, me senté a horcajadas sobre él y enredé mis brazos en su cuello. Sus manos se colocaron en mi culo y me apretaban hacia él.

No se como se lo hizo, pero en el momento que me acorraló contra la pared solté un gemido en su boca. Desvió sus labios y empezó a hacer un recorrido de besos desde mi mandíbula hasta mi cuello.

-No sabes, lo que podría llegar a hacerte en estos momentos -Susurró contra mi cuello-
-Podrías hacerlo. -Dije mientras tiraba mi cabeza hacia atrás, dejándole espacio-









@MiriamGarrido_