-¿Que
haces aquí? -Sonreí al verle-
-Me
dijiste que estarías aquí y vine a verte -Levantó los hombros-
-Eres
un caso. ¿Te apetece ir a tomar un café?
-Claro.
Salimos
del local y Álvaro se colgó mi mochila en su hombro después de
tanto insistirle que yo podía con ella. Llegamos a un Starbucks
cercano y nos sentamos, pedimos lo que cada uno quería y nos
quedamos callados. Era un silencio para nada incomodo, me agradaba
estar con él.
-Esto...
-Rompió el silencio- Sobre lo que pasó en tu cumpleaños... -Se
calló-
-No
debió ocurrir -Dije mientras bajaba mi mirada hacia el café-
-No,
no debió pero... no puedo sacármelo de la cabeza -Suspiró-
-Yo
tampoco. -Hubo silencio- Se lo has dicho a Raquel?
-No...
y no se si debería.
-Ya...
entiendo. -Silencio otra vez- Yo, en realidad... no iba a mencionarle
nada a Alex, pero es que me siento mal, siento que le estoy engañando
y... no puedo sacármelo de la cabeza.
-Creo
que, somos dos. Que vamos a hacer B?
-No
lo se -Suspiré- Pero, si ambos estamos dispuestos a olvidarlo,
olvidemoslo. Hagamos como si nada haya pasado, te parece? -Él
asintió-
-Me
parece bien.
-Bien,
entonces... Me llamo Blanca, pero todos me llaman B. -Estiré mi
brazo-
-Encantado,
Yo soy Álvaro, creo que ya lo sabes. -Sonrió y apretó mi mano-
-Creo
que si lo sé, me suenas mucho. -Solté una carcajada-
-Me
verás por todas partes.
-Quien
sabe.
Ambos
teníamos una sonrisa gigantesca. En cierto modo, me sentía aliviada
en saber que ambos queríamos olvidarlo, pero por otro lado, no
quería olvidarlo. Sus labios... sus labios eran tan... no se ni como
expresarme, pero quería besarlos, besarlos hasta desgastalos.
Salí
de mis pensamientos cuando dichosa melodía de mi móvil me
interrumpió. Lo cogí sin mirar quien era.
-Hola?
-Hola
amor. -Mierda-
-Hola
Alex. -Miré a Álvaro- Como estas?
-Bien
desde que escucho tu voz. -Pude notar que sonreía- Como es que no
has venido al ensayo?
-Al
ensayo? Oh. -Mierda y más mierda- Se me olvidó, fui a clases de
ballet y tuve que quedarme a enseñar a las pequeñas, ya sabes.
-Entiendo.
Estas en tu casa?
-No
-Grité- Digo... -Carraspeé- No, no estoy en casa. -Miré a Álvaro
y este sonreía- He ido a tomar algo en el Starbucks con.... Sandra.
-Te
molesta si voy hacia allí? Estoy aburrido.
-Que?
Eh, no, no... Si nosotras ya nos vamos Alex. -Rasqué mi nuca- Que
tal si nos vemos mañana? Ya sabes, lo de cada Domingo.
-Claro,
me parece genial. -Tosió- Entonces... em, nos vemos mañana. -Noté
su voz, un tanto nerviosa-
-Si,
si, claro. Hasta mañana.
-Te
quiero.
Y
sin decir nada más, colgué. Álvaro estaba descojonandose, mientras
yo tenía un nudo en el cuello. No me gustaba mentir y mucho menos me
gustaba mentir a Alex.
Solté
un suspiro y le di una patada a Álvaro y este, paró de reír.
-Lo
siento.
-Esto
es estresante. No me gusta mentir Álvaro.
-Se
supone, que no lo haces.
-“Estoy
en el Starbucks con Sandra” -Repetí y le miré.- Claramente, tu no
eres Sandra.
-Lo
sé, que yo sepa, no tengo dos pares de tetas, todo lo contrario.
-Carcajeó y rodé los ojos-
-No
me van las tias, lo siento.
-Podrías
intentarlo conmigo cariño -Puso voz de pito- Esto con unas cuantas
operaciones se arregla. -Guiló el ojo-
*
Después
de estar toda la tarde o lo que quedaba de ella riendo, Álvaro me
acompañó a casa. Cuando iba a despedirse, insistió en que fuéramos
a tomar algo esta noche, los dos juntos. Tampoco me hice de rogar, ya
que en verdad, su petición me sonaba extremadamente tentadora e
igual de peligrosa, pero que quedaba como simples amigos.
Llamé
a Emma y a Mar para que me ayudasen a cambiarme. Ellas vendrían a
casa.
*
-Tienes
que ponerte este vestido -Suplicó Emma- Es extremadamente sexy y la
situación lo requiere.
-Tu
quieres que me violen por el camino? -Entrecerré los ojos-
-Te
vas a ver bien con ese vestido B -Dijo Mar mientras conectaba la
plancha del pelo al enchufe- Venga, va. Pruébatelo.
-Puaj,
está bien, pesadas.
Agarré
el vestido de las manos de Emma y me metí en el baño. No se como
pude entrar en ese minúsculo vestido negro.
El
vestido llegaba dos dedos por debajo de mi culo. Era te tirantes y
dejaba media espalda al aire. Me puse unas medias de color carne.
Sabía que ellas no me dejarían cambiar de vestido.
Cuando
salí del baño, ambas se me quedaron mirando.
-Si
en estos momentos fuera un tío, te acorralaba contra la pared y te
hacía mía. -Soltó Emma mientras se mordía el labio inferior-
-No
seas cerda. -Se quejo Mar- Estás preciosa.
-Como
me siente mal, o haga una mala postura, se me ve todo el culo. -Hice
una mueca-
-Vas
a volver loca a mi hermanito -Saltó en mi cama-
-Enserio
no te molesta que salga con él? -Volví a preguntar por enésima
vez-
-Te
he dicho que no. Sois lo suficientemente mayores para saber lo que
esta bien y lo que está mal. A parte que es una salida como amigos,
no?. -Se encogió de hombros y yo asentí- A parte, no tardaréis en
besaros y apostaría que te dejarás llevar.
-¡Maaaaaar!
-Grité escandalizada-
-Que?
Es verdad... -Suspiró-
-Dejemos
de hablar de ese tema por favor. -Dijo Emma- Tenemos que acabar de
arreglarte y falta poco para que el galán venga a recoger a su
princesa. Así que manos a la obra.
*
Después
de estar peinada, maquillada y completamente lista, las tres bajamos
al salón para esperar a Álvaro. Cada vez los nervios se iban
apoderando de mi. Las manos me sudaban y el tic en mis piernas
aparecía y desaparecía.
Una
vez que el timbre sonó, me levanté lo más rápido que pude y
acomodé mi vestido en su sitio. Fui corriendo (lo que los tacones me
permitían) a abrir la puerta. Álvaro se encontraba allí. Demasiado
guapo. Con sus pantalones ajustados negros, su camisa negra que tenía
los dos primeros botones desabrochados, dejando ver el bello de su
pecho y sus mangas bien dobladas hacia atrás. Su pelo ligeramente
despeinado y su colonia que podría olerla a kilómetros de aquí.
-Vaya,
estás.... estás preciosa. -Rascó su nuca-
-No
puedo decir lo contrario de ti. Te ves perfecto. -Sonreí-
-Nos
vamos?
Asentí
con la cabeza y entré al interior de la casa. El dueto acordó que
saldrían de casa cuando Álvaro y yo nos fuéramos.
Me
agarré al brazo de Álvaro mientras que nos fuimos andando por las
calles. Me sentía en una nube.
Caminamos
y caminamos, hasta que llegamos al bar que más solía ir a visitar.
Como cada sábado, estaba lleno. Sabía que probablemente no
tendríamos que ir allí, pero no hacía nada malo. Nos acercamos a
la barra y cada uno nos pedimos lo suyo. Nos sentamos en uno de las
mesas mas apartadas del local.
La
música estaba alta, la gente bailaba y bebía mientras que, nosotros
eramos completamente ignorados y eso, en parte, lo agradecía.
-Cuando
te vas? -Logré decir después de un largo rato-
-Mañana
por la tarde -Hizo una mueca- Me encantaría poder quedarme unos días
más.
-¿Y
porqué no lo haces?
-Ya
sabes. -Se encogió de hombros- Tengo que volver a Madrid. Acabamos
de lanzar el segundo disco y empezamos rápido con las giras. Dentro
de poco me tendrás aquí, ya verás. -Sonrió. Como adoraba esa
maldita sonrisa-
-Se
que vendrás. -Acaricié su mano- Por cierto, hablaste con Raquel?
Olvidé preguntártelo esta tarde.
-Si,
hablé con ella y las cosas están arregladas.
-Que
le dijiste? -Le miré-
-Que
la quería, que sería incapaz de engañarla -Me miró, por un
momento me sentí culpable, ya que la había engañado conmigo- y que
si, por alguna razón ella desconfiaba de mi, quería que me dijera
lo que le pasara, para poder arreglarlo y no echar a la basura tres
años de relación. -Suspiró-
-Y
te dijo porque estaba celosa?
-Creo
que fue por lo que tu dijiste. Se siente apartada, y piensa que
quiero más a las fans que a ella. -Dio un trago de su baso- yo le
dije que no tenía porque preocuparse, que ella siempre sería la
única. No se como tuve el valor de decirle todo eso, porque mientras
que le juraba que no le sería infiel y que la quería como el primer
día, no paraba de pensar en lo que hicimos o casi hicimos en el
hotel.
-Estuvo
mal.
-Lo
sé, pero no lo pudimos haber evitado.
-O
tal vez si... si no hubiera ido junto al ascensor, si Alex no nos
hubiera interrumpido, quizás eso no hubiera pasado y se hubiera
quedado en un simple beso. No crees?
-No
lo se, pero las cosas pasan por algo.
-Por
algo... -Murmuré-
Nos
quedamos un rato hablando y mirando como la gente bailaba. Ya
llevábamos más de tres vasos bebidos y las risas cada vez se hacían
más fuertes y frecuentes.
-Que
tal si nos vamos al club que hay aquí al lado? Me apetece bailar.
-Podríamos
hacerlo aquí -Murmuró- Me da mucha pereza moverme. -Recostó su
espalda en el sofá-
-Anda...
-Me levanté- Vamos, por fi, por fi. -Agarré sus manos y tiré de
él- por fi...
-No,
B. Podemos bailar aquí... porque salir de aquí? A parte, ese sofá
es muy cómodo.
-Eres
un vago.
-Será
que Carlos me lo engancha. -Levantó los hombros-
Volví
a tirar de sus manos, desesperada por irme de allí, quería bailar y
quería... no se ni lo que quería, pero no quería seguir allí.
Álvaro
tiró de mis manos y caí encima de él. Rodeó mi cadera con sus
brazos y me apretó junto a él. Nuestras cabezas estaban muy juntas.
-Ves
que este sofá es muy cómodo? -Dijo mientras se revolvía debajo
mío-
-Si,
si.. muy cómodo pero vamos... por fi. -Escondí mi cara en su
cuello. No debí hacerlo. Su colonia olía demasiado bien- Me encanta
como huele tu colonia. -Rocé mi nariz en su cuello-
-Mmmm,
gracias, supongo. -Carcajeé-
-Idiota
-Le pegué en el hombro- Vamos?
-Claro.
*
La
música estaba alta, el club estaba lleno y hacía muchísima calor
allí dentro. Álvaro me llevaba agarrada de la mano y se hacía paso
entre las personas con dificultad. Ambos nos tambaleábamos, y nos
costaba avanzar. Llegamos hasta la barra y pidió un par de cubatas.
Perdí la cuenta de los que me había bebido.
Ambos
con el baso en la mano, nos dirigimos hacia la pista y empezamos a
bailar al ritmo de la música. Miré a mi alrededor, la gente bailaba
y no era consciente de nada.
El
remix de “Someone like you” empezó a sonar. Álvaro me
rodeó las caderas con sus brazos y me acercó a él. Con la mano que
tenía vacía, rodeé su cuello y enredé mis dedos en su pelo.
Empezamos a movernos al ritmo de la música. Cada vez estábamos más
y más cerca. No tenía noción de nada. Nuestras frentes estaban
juntas y nuestras narices se tocaban.
-Esto
está mal -Susurré cerca de sus labios-
-Dos
no se besan si uno no quiere. -Susurró en mi oído-
-El
problema, es que si quiero hacerlo y no debo.
-Lanzate
a la piscina.
-Nos
vamos a arrepentir. -Acerqué su cara a la mía-
-Mejor
arrepentirse de haberlo echo, que de no haberlo echo.
-Podríamos
echarle la culpa al alcohol.
-Podríamos.
-Susurró y juntó nuestros labios-
-Lo
se. -Di un sorbo de mi vaso- Me prometes que me hablarás?
-Todos
los días. -Besó mi mejilla-
Nos
quedamos un largo rato mirándonos a los ojos. Álvaro juntó
nuestras frentes, y rozó nuestras narices. Rocé sus labios con los
míos un par de veces. Álvaro bajó su mano desde mi cadera hasta mi
culo y lo apretó suavemente. Eso, hizo que gimiera en sus labios. Se
lanzó completamente hacia mis labios. Como pude, me senté a
horcajadas sobre él y enredé mis brazos en su cuello. Sus manos se
colocaron en mi culo y me apretaban hacia él.
No
se como se lo hizo, pero en el momento que me acorraló contra la
pared solté un gemido en su boca. Desvió sus labios y empezó a
hacer un recorrido de besos desde mi mandíbula hasta mi cuello.
-No
sabes, lo que podría llegar a hacerte en estos momentos -Susurró
contra mi cuello-
-Podrías
hacerlo. -Dije mientras tiraba mi cabeza hacia atrás, dejándole
espacio-
@MiriamGarrido_
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